La importancia de reciclar Textiles

La importancia de reciclar Textiles

¿Sabías que la industria textil es una de las más contaminantes de todas? Por eso reciclar textiles es una acción tan importante. Según cifras de la Agencia Internacional de la Energía, en el 2015 la producción textil emitió el equivalente a 1,2 billones de toneladas de CO2, más que las que expulsaron a la atmósfera el transporte marítimo y la aviación internacional.

 

Como se necesita una gran cantidad de recursos para producir textiles no reciclados, los residuos que dejan causan un gran impacto medioambiental. Se estima que, por cada kilogramo de textil producido se consumen hasta 0,6 kg de petróleo y se emiten 2 kg de CO2 a la atmósfera. ¿Se imaginan todo lo que se ahorraría con textiles reciclados? Y no sólo se trata del carbono que se emite al planeta durante los procesos, sino del transporte y posterior tratamiento para desechar los residuos, sino de toda el agua que se necesita para el procesamiento de la  materia prima, hasta la producción de un textil determinado.

 

Cada año, el sector textil puede llegar a gastar una  media 93.000 millones de metros. Y, además los tintes que se utilizan son muy contaminantes, siendo los responsables del 20% de la polución global del agua. Increíble, ¿no? El gran problema que se suma es que cada vez se produce más y más ropa porque nuestra sociedad ha tomado la mala práctica de usar cada vez menos las prendas de nuestro armario y cambiarlas por nuevas. Lo que fomenta el aumento del consumo de ropa. En sólo 15 años, del 2000 al 2015 se produjeron el doble de textiles. Así que, además del derroche hídrico y energético que esta contribuyendo al cambio climático, hacemos un mal uso de los materiales, desaprovechándolos.

 

Todos los residuos textiles que se generan se pueden clasificar en tres tipos, según su impacto en ciclo de producción:

El residuo postindustrial es aquel material que resulta de la manipulación de los tejidos durante el proceso de producción, como cuando se corta una prenda y se tira a la basura lo que ya no se ocupará. Los residuos preconsumo se refieren a aquellas prendas que, al salir defectuosas por un error de máquina o humano, se descartan y nunca llegan al mercado. En la mayoría de los casos, este tipo de textiles acaban incinerándose y desaprovechando el material. Los residuos postconsumo son los que han sido utilizados, es decir, la ropa que usaste durante unos años y echaste a la basura cuando ya sentías que no te servía. Como ya comentábamos al principio, todos estos tipos de residuos suponen un gran derroche de materiales, energía y agua, y por ende una gran contaminación.

 

La buena noticia es que existen alternativas que ayudan a proteger el planeta, como, por ejemplo, implementar el reciclaje en los procesos que implican la creación y producción de textiles.

Cada vez son más las empresas que apuestan por esta alternativa, apostar por materiales reciclados para parar todo el daño que le estamos haciendo a la naturaleza.

El objetivo del reciclaje textil es generar cada vez menos residuos y que a los que se produzcan se les dé un nuevo uso, transformándolos en nuevos textiles, esta vez, reciclados.

¿Y cómo reciclar textiles? Primero, no debemos desechar la ropa sino separarla por materiales: seda, lana, algodón, sintéticos, etc. Una vez tengamos los distintos materiales y estos estén separados se meten en una maquina especial donde son triturados para ser convertidos en fibras que, tras ser hiladas, ya pueden transformarse en una tela completamente nueva.

De hecho, así como existe una clasificación para los tipos de residuos textiles, también existe otra para los productos fabricados a partir de estos desechos. La diferencia entre cada uno de ellos la encontramos en el material empleado, si para elaborar la prenda se utilizó un residuo anterior o posterior al consumo:

Por lo tanto, los productos post-consumidor engloban a aquellos elaborados con los desechos que provienen del reciclado una vez descartados por un consumidor, es decir, una vez fueron utilizados y ya no sirven. Por el contrario, los productos pre-consumidor fueron creados a partir de los residuos generados durante el proceso de elaboración, es decir, recuperando materiales que nunca “tuvieron valor” e iban a parar directamente a la basura.

Como se puede deducir, el reciclaje de textiles supone muchos beneficios para el medio ambiente. Por un lado, implica un gran ahorro de agua y energía. Por otro, reduce de forma considerara la emisión de gases nocivos a la atmósfera así como el vertido de aguas residuales. Además, genera menos basura y hace un mejor uso de los recursos.

Por desgracia, la cifra de residuos textiles que son reciclados en el mundo es mínima, ya que sólo entre el 8 y el 10 % se deposita en contenedores específicos para su recogida, procesamiento y posterior reutilización. La mayoría de los textiles acaban en un basurero sin opción a ser reciclados. Por eso es tan importante apostar por los textiles reciclados y ser consumidores responsables….